MOMENTO DE LA INAUGURACIÓN DEL RETABLO DEL STMO. CRISTO DE LA SANGRE, EN LA PLAZA QUE HOY LLEVA SU NOMBRE EN EL BELLO PUEBLO ONUBENSE
31-10-2012. Hace 300 años desde que, estando en el altar mayor de su capilla del Corpus Christi, la imagen del Santísimo Cristo de la Encarnación, o de la Sangre, realizase un milagro que dejó maravillado a todo Moguer. Una infinidad de acontecimientos, unos de feliz memoria y otros de ingrato recuerdo, han acontecido desde entonces en nuestro pueblo. Y, pese a todo, contrariando al natural olvido que el paso del tiempo impone a todos los hechos, la memoria de ese acontecimiento tan portentoso nunca ha desparecido del recuerdo de los moguereños. Son 300 años de devoción, de súplicas, de ruegos al Señor de la Sangre.
Hoy en día, pese a todos los cambios y transformaciones sufridas, Moguer sigue mirando sus manos y pies clavados, y su costado abierto, pero sobre todo, sigue contemplando su rostro sereno de entrega voluntaria por nosotros. En silencio, tapados, cargados con cirios, cruces y cadenas, cientos de personas lo han acompañado cada Martes Santo. Ni la lluvia, ni el cansancio, ni las obligaciones del mundo han podido jamás doblar la voluntad de sus devotos y dejar sola su Imagen. Es una estampa que año tras año demuestra que el cariño al Cristo de la Sangre sigue vivo y muy pujante.
Y así se pudo atestiguar en el día de ayer, donde en un acto sencillo, se bendijo el retablo cerámico del Señor de la Sangre, realizado por el ceramista sevillano Francisco José Moya Toro, así como se colocó la nueva rotulación, pasando a llamarse Plazoleta "Stmo. Cristo de la Sangre".
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